Se acerca el día de San Valentín y estaba pensando: ¿seríamos capaces de crear en el instituto cien mil millones de poemas de amor para celebrarlo? Yo creo que sí, incluso puede que alguno más… La clave está en mantener la calma. No, no es una broma: es un juego.
La idea viene de un revolucionario vanguardista, Raymond Queneau, al que se le ocurrió que podía crear poemas intercambiables entre sí. No quería únicamente inventar un juego artístico, técnico y matemático endiabladamente amplio, absurdo y difícil; quería sobre todo que nos planteáramos algunas cosas que damos por supuestas.
Pues bien, vamos a jugar:
El primer problema es literario. Pongamos que escogemos como modelo este soneto:
EL POETA PIDE A SU AMOR QUE LE ESCRIBA
Amor de mis entrañas, viva muerte,
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca, Sonetos del amor oscuro.
en vano espero tu palabra escrita
y pienso, con la flor que se marchita,
que si vivo sin mí quiero perderte.
El aire es inmortal. La piedra inerte
ni conoce la sombra ni la evita.
Corazón interior no necesita
la miel helada que la luna vierte.
Pero yo te sufrí. Rasgué mis venas,
tigre y paloma, sobre tu cintura
en duelo de mordiscos y azucenas.
Llena pues de palabras mi locura
o déjame vivir en mi serena
noche del alma para siempre oscura.
Federico García Lorca, Sonetos del amor oscuro.
El segundo problema es matemático. Imaginemos que tenemos el soneto modelo y que solo hemos sido capaces de hacer otro. ¿Cuántas combinaciones posibles existen? Imaginemos que cada clase hace uno. ¿Cuántas combinaciones tenemos entonces? Imaginemos que alguien se anima a añadir un soneto propio, individual…¿Entonces? Y si algún profesor o profesora entrara en el juego…¿Qué fórmula, qué procedimiento necesitamos para calcularlo?
El último problema es técnico. Nos haría falta crear el libro. Tendríamos que imprimir con el mismo formato todos los sonetos y recortar los renglones de cada verso para que quedaran como pestañas separadas. Usando una plantilla de base, podríamos hacer las combinaciones que quisiéramos.
¿Muy lioso? No te preocupes, hay quien ya lo ha intentado y te aseguro que se puede hacer.
Bueno, si hemos conseguido todo eso, ¿qué hemos hecho? Esa es la verdadera intención de Queneau, hacernos pensar. Nuestro libro ya no será una idea, sino un objeto, pero ¿qué es el arte sino un objeto? Tendremos un libro absurdo, en el que los textos, aunque parecen muy clásicos, no tienen sentido, pero ¿es que arte tiene que tener sentido? Nuestros poemas no serán creaciones únicas, sino que parecerán máquinas con piezas intercambiables, fabricados como en una producción industrial, pero ¿qué es el arte moderno sino es una industria?
Por cierto, envía tu poema con el asunto SONETO y tu nombre y curso en un documento adjunto escrito letra Times New Roman tamaño 12 antes del viernes 10 de febrero a:
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